viernes, 4 de abril de 2008

Falsa acusación.

Estoy en lugar que desconozco. Es una especie de casona en el medio de un campo con una calle de tierra al costado. Alejada de toda civilización. En esa casa estamos mi padre, mi tía (la hermana de mi padre), mi pequeña prima y yo. Estamos celebrando alguna fecha pero no sé a ciencia cierta cuál es; sin embargo, tengo claro que no es una festividad de mi agrado, como la mayoría. De pronto, se me acusa de una falta grave. Mi estado de apatía me impide patalear y quejarme o tan siquiera evaluar de qué diablos me acusan. Mi tía me pregunta por qué hice “esa cruz” en su plato. Es ella quien parece ser la victima de la falta que me acusan. Le contesto que yo no fui y que de haber sido fue sin querer dado que no se a que “cruz” se refiere. Mi padre se mantiene ajeno. Soy castigado e insultada. Me vuelve a preguntar por la cruz en el plato y le digo que yo no hice nada. Se lleva mi celular por algún motivo. Luego, regresa y me pide perdón. Dice que reviso todos mis sms y que encontró uno que me mando mi prima con la cruz en cuestión que es un dibujito rarísimo en la pantalla. Soy liberada cual esclava, salgo corriendo de la casa decrepita y me voy andando en bicicleta por el camino de tierra (nota: no se andar en bicicleta y menos en camino de tierra).
Estoy en un lugar haciendo turismo. Estoy con una prima mi padre (nota: la mujer en cuestión es del círculo de mi tía del sueño anterior). Estamos en ciudad haciendo turismo. Probablemente, Roma. Pasamos en un vehículo por una plaza, bordeándola. Ella me cuenta que es el “Arco del Triunfo” el monumento del centro que es como un gran árbol sin hojas solo que en lugar de ramas en la copa se divide en dos enormes ramas del tamaño de troncos. Las ramas son agarrotadas. Me cuenta que en el pasado fue un enorme árbol blanco, de presuntas cualidades mágicas (nota: me recuerda al concepto del Árbol de la Vida de Gondor en el Seños de los Anillos si es que no me estoy equivocando de libro). Se presenta otra escena diferente, como un flashback mientras ella continúa con la historia: el árbol es blanco y precioso, como si nevara el mismo. Constantemente caen pequeños copos de nieve de su blanca copa y de su blanco tronco. De pronto, en el templo de una de las esquinas de la plaza entra un señor para dar un aviso oficial. El motivo geométrico del suelo es marrón claro y oscuro (nota: es algo que ya vi en otro momento, los colores son iguales a los de mi colegio pero no así las figuras geométricas que en el están dibujadas). Los hombres que están dentro están vestidos con indumentaria de fines del siglo pasado. El señor del comunicado dice: “Por ley, todo los musulmanes deben ser (y una palabra que no conozco pero interpreto como una lesión física permanente)”. La imagen se disuelve. Estoy nuevamente en el vehículo viendo el árbol que luce como quemado y triste a comparación de lo que fue en el pasado.

4/04/2008

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