viernes, 11 de abril de 2008

Módulo de procesamientos.

Estoy en una gran carpa blanca en el medio de una ciudad que definitivamente no es Buenos Aires. Por las construcciones y las calles (incluso por el clima) diría que estoy en la parte vieja de alguna ciudad de España o Italia. El ambiente es un poco tenso. Infiero que se trata de alguna especie de iniciación en algún curso, estudio o grupo. El problema parece ser que hay pocas vacantes y que debo realizar una serie de trámites o pruebas para poder pertenecer. Salgo corriendo de la carpa. Corro por las calles de aquella ciudad. No sé bien lo que tengo que hacer. Me doy cuenta finalmente, que no lo sé porque yo solo soy una observadora dentro de otra persona. Como si fuera una parte de su mente que no recibe toda la información que esta mujer maneja. La mujer corre y hace varias cosas, yo solo observo incrédula. De pronto, algo de información llega: “Tengo que encontrar una librería”, resuena en la cabeza de la mujer. ¡Yo recuerdo donde hay una: acabamos de pasar por una y como iba mirando el paisaje la vi! Guío con palabras a la mujer, pero me equivoco de calle. La mujer mira el lugar y piensa en que se perdió y que es un mal momento para hacer ello. Le digo “Es una calle hacía atrás” y pienso que va a pensar que esta parte de su mente no funciona. Me apena mucho no haber sido lo necesariamente eficiente (nota: probablemente, esta parte del sueño se relacione con un libro de la facultad que no logro conseguir y con el estudios de módulos de procesamiento de la materia Neuropsicología). Estoy de vuelta en la carpa. Estoy jugando a una especie de juego con otra persona. Ahora soy una parte más integral de la mujer. Se podría decir que soy yo misma. Es una especie de memo test pero con dibujos, colores y nombres, tal vez de animales. El juego luce como él un juego de niños pero es mucho más complicado. Parece ser una especie de test de inteligencia, sobre todo porque estoy muy tensa y realmente quiero ganar. Pienso que ya lo tengo en la palma de mi mano pero algo sucede. El juego aun no termina. De pronto, cambia el clima de la situación: el juego es relajado. No me importa ganar o perder, solo divertirme. Ahora el juego incluye un paso en el que hay que romper un huevo y ver su contenido. Alguien rompe un huevo y de dentro de este sale una especie de conglomerado de yemas: son unas siete u ocho. Nadie parece sorprenderse demasiado. El resto del grupo que parece estar compuesto por amigos de Desagradable quiere seguir jugando pero expreso que para hacerlo tendría que comprar unos diez huevos y que están caros (nota: probablemente tenga que ver con que olvide comprar huevos el día de ayer). Luego, no sé porque razón estoy con este grupo de gente en el comedor de mi casa y les muestro un video con la canción del Chiki-chiki en mi notebook. No puedo recordar que es lo que les digo.

11/04/2008

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