miércoles, 16 de abril de 2008

Malambo.

Estoy en una versión deformada de mi departamento. Me echan de cada habitación a la que entro, de modo que cada vez que paso a la contigua tengo que irme a otra como un demencial circulo vicioso. Finalmente, acaban por echarme de mi casa. Ahora estoy en la escalera. No estoy desnuda pero la situación es un “en Pampa y la vía” materializado a tal punto que el vecino de abajo me da un camisón para que me lo ponga. Es un vestido blanco de estilo marinero y con bolados en el dobladillo. Es como aquellos que usaban las niñas pequeñas en los años 30 más o menos. Otro vecino me da una mochila con florcitas. Cuando estoy abriendo la puerta de la calle, entra por ella una ex compañera de la primaria que me dice que esa mochila es suya y que no me la puedo llevar. Me embarga una sensación de vacío: me están sacando lo único que tengo en este momento. Finalmente, me da una mochila celeste a cuadrille (nota: esta mochila si existe realmente y la use durante un tiempo en la primaria). Es de noche y hace mucho frio. De pronto, estoy en un aula de mi colegio. La preceptora me da mi libreta y me dice “Es el primer año que terminas tranquila”, haciendo referencia a que no había faltado demasiado a clase. Unas compañeras están haciendo apuestas. El juego consiste en elegir una palabra, si nadie la puede adivinar la persona se declara ganadora y gana el dinero de la apuesta. Decido jugar ya que solo tengo 5 pesos y tengo que volver a mi casa en remis o colectivo puesto que el colegio queda en Bernal, a varios kilómetros de mi casa. Me piden que elija una palabra de 10 letras. Pienso: “MALAMBO tiene 9 y es difícil”. Una compañera me dice que si nadie adivina voy a ganar $2. Pienso en que tengo que preguntarle a una compañera en particular por donde pasa la línea 266 de colectivos (nota: esta ex compañera se tomaba para ir a su casa luego del colegio el 266).

[NOTA: la aparición de la palabra “malambo” es muy llamativa puesto que es una de las palabras que mi hermana pronuncio mientras dormía en Paris. Al ser una palabra poco usual es una anécdota que, junto a otras frases, ya roza lo mítico].
16/040/2008

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